Amor y Esperanza: Historias que Inspiran el Corazón

**Diario de un hombre: Amor y Esperanza**

Cihán invita a Zayra a cenar en un elegante restaurante italiano. Cuando la chica sale de casa, Feraya le corta el paso.

Dicen que solo un diamante puede tallar otro diamante comenta la profesora con un aire enigmático.

¿Perdona? No entiendo.

Eres joven aún sonríe la mujer. Créeme, la gente no se enamora solo una vez en la vida.

Señora Feraya, le juro que entre Cihán y yo no hay nada.

Quizá aún no. Pero eso no significa que no suceda. No cierres tu corazón, Zayra. La vida sabe sorprender y a veces trae la mayor felicidad cuando menos la esperas.

¿Usted también pasó por eso?

Bueno Bulent no fue mi primer amor responde tranquilamente, con una sombra de nostalgia en la mirada. Hubo alguien antes. Creí que no sobreviviría al desamor, que no podría respirar sin él. Y entonces llegó Bulent. Todo cambió. Fui feliz. De verdad feliz. Por eso te digo: no te cierres. El amor puede estar más cerca de lo que crees.

Siempre pensé que el tío Bulent fue su primer amor

Ni él fue el mío, ni yo la suya. Pero te diré algo: al primer amor nunca se le olvida.

Zayra suspira, agradece la charla y se dirige al coche donde la espera Cihán.

Al marcharse, aparece Belkis en el porche, mirando a Feraya con una sonrisa fría.

¿Ahora decides hacer de madre de Zayra? Le das consejos de amor, compartes historias que nunca me contaste.

Lo hice por Melis responde Feraya sin dudar. Solo hay una manera de separar a Zayra y Egeo para siempre.

¿A qué te refieres?

Que Zayra ame a otro responde con calma, pero firmeza.

***

Sila, destrozada tras hablar con Kuzey, camina sin rumbo por la calle. Su rostro está pálido, los ojos vacíos. No ve el mundo a su alrededor.

No nota el coche que se acerca.

Chirrido de frenos. Golpe.

Gritos, alguien llama a una ambulancia.

Sila yace inmóvil en el asfalto. La gente se agolpa a su alrededor. Una mujer se inclina, buscándole el pulso.

¿Chica, me oyes? ¿Hola?

No hay respuesta. Sila no se mueve ni un milímetro.

***

Cavidán se acerca a un claro en el bosque, donde Alper la espera entre las sombras. Su mirada es fría, penetrante.

Aquí tienes dos millones dice ella con frialdad, entregándole una bolsa de cuero llena de billetes.

La cámara se desplaza hacia Naciye, que ha seguido a Cavidán desde la casa. Ahora, escondida entre la maleza, observa incrédula.

Alper y ese dinero ¡Es mío! susurra, conteniendo la rabia. Al verlo contar los billetes, sus ojos brillan de furia. ¡Qué descaro! Saca el teléfono y empieza a grabar.

Alper termina de contar y sonríe con malicia.

¿Ahora nos dejarás en paz? pregunta Cavidán, tensa.

Un crujido de ramas rompe el silencio.

Alper se gira bruscamente.

¿Has oído eso? Hay alguien aquí. ¡Te dije que vinieras sola!

¡Vine sola! protesta ella. No hay nadie conmigo, lo juro.

Alper no le cree. Avanza hacia el ruido, aparta las ramas y descubre a Naciye, con el teléfono en mano.

Sus ojos se encienden de furia. Saca un cuchillo.

Una fisgona dice helado. Sabes, la curiosidad puede meterte en problemas graves.

Naciye retrocede, temblando.

Alper, déjala ordena Cavidán. No seas idiota.

Enséñame lo que llevas en el bolso exige él.

¡Déjame en paz!

¿Por qué has venido? interviene Cavidán.

¿Qué tramáis? grita Naciye. ¡Estoy grabando! ¡Llamaré a la policía!

¡No tramamos nada! grita Cavidán. ¡Me chantajeaba! Amenazó con matar a Kuzey y Bahar. ¡Por eso le pagué!

Naciye busca el teléfono en su bolso.

Llamaré a la policía ahora mismo.

¡NO TE ATREVAS! ruge Alper, alzando el cuchillo. ¡Te mato!

¡SOCORRO! ¡AYUDA! grita Naciye, intentando huir.

¡ALPER, PIÉNSALO BIEN! grita Cavidán, corriendo hacia él.

Pero el hombre ya ha perdido el control. La empuja con fuerza, haciéndola caer.

Mira a Naciye con locura en los ojos.

Empezaré por ti silba. Después le tocará a Kuzey.

El cuchillo desciende. Naciye grita, intentando protegerse. En la lucha, la hoja gira y se clava en el pecho de Alper.

El hombre se desploma. Cavidán lo revisa con manos temblorosas.

Está muerto susurra, pálida.

¡Dios mío! ¡Fue un accidente! llora Naciye. ¡No lo hice a propósito!

Cállate sisea Cavidán. La verdad no importa. Si esto se sabe

¡No soy una asesina!

Nadie debe enterarse. Nada ha pasado.

La abraza con fuerza y la aleja del lugar. Entre las hojas, el cuerpo de Alper yace en silencio.

Un secreto que el bosque guardará para siempre.

***

Kuzey llega corriendo a casa tras la llamada urgente de Bahar. La encuentra con una maleta en la puerta.

Me voy dice ella, besando su mejilla. No quiero molestar más. Adiós, Kuzey. Sé feliz.

¿De qué hablas? ¿Qué tiene que ver mi madre?

Sabe lo de aquella noche. Lo nuestro.

Kuzey se pasa una mano por el pelo, frustrado.

Maldita sea ¿Cómo se enteró?

Leyó la carta que dejé el día que tomé las pastillas.

Espera. Dijiste que no fue un suicidio.

Mentí para no preocuparte. Pero tu madre me odia. Me ofreció dinero para irme.

¿Qué? ¿TE PAGÓ?

Sí. Pero lo rechacé. Por eso me voy.

No te dejaré ir dice él, quitándole la maleta.

No tengo opción. Tu madre no me quiere. Mi madre está decepcionada. Nadie me acepta aquí.

Bahar encontraremos una solución.

Ella lo mira con esperanza.

¿Entonces nos casaremos?

Silencio. Kuzey toma su mano pero su voz es fría al responder:

No, Bahar. Eso nunca pasará.

Ella baja la cabeza y coge la maleta. Su silencio duele más que cualquier grito.

***

Egeo habla por teléfono con Murat. Melis, apoyada en el coche, lo observa con nerviosismo.

Mamá, dime la verdad susurra al teléfono. ¿Egeo habla con Zayra?

No, cariño. Zayra estuvo conmigo. Fue a cenar con Cihán.

Melis sonríe, satisfecha. Cuando Egeo vuelve, dice alegre:

Cariño, tengo hambre. ¿Por qué no vamos a ese nuevo restaurante italiano?

Él la mira sorprendido.

Pero si odias los carbohidratos.

El cuerpo a veces los necesita ríe, acar

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Amor y Esperanza: Historias que Inspiran el Corazón
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